Caracol
El caracol es un animal hervíboro que, durante la noche y días lluviosos, sale a pastar vegetales, con un sistema de alimentación singular gracias a su "radula", un órgano que utiliza como lengua y que raspa los alimentos en pequeños trozos antes de ingerirlos. Aunque de movimiento lento, apoyado por su único pie musculoso, este no le impide ser un gran explorador.
Su casa en espiral, producto de la secreción de calcio, es un elemento fascinante que además de ser su refugio, está perfectamente diseñada para mantener su cuerpo húmedo, vital para su supervivencia. De hecho, durante los periodos secos, el caracol se sella dentro de su concha y entra en estado de latencia, esperando que las condiciones mejoren.
En cuanto a su reproducción, su peculiaridad no se queda ahí. Son hermafroditas, es decir, poseen tanto órganos femeninos como masculinos, lo que permite que cada individuo pueda producir tanto huevos como espermatozoides. Sin embargo, para la fecundación requieren de un compañero. Después de la cópula, cada uno puede poner alrededor de 100 huevos que, tras dos semanas aproximadamente, darán lugar a nuevas criaturas.
Aunque para algunos son una plaga, para otros son un manjar. En la gastronomía española, el caracol es particularmente apreciado en algunas regiones y su recolección, siempre sostenible y respetuosa, es una tradición centenaria.
La vida del caracol, a su lento ritmo, nos recuerda la importancia de la paciencia y la perseverancia. A pesar de su tamaño, es un animal lleno de fascinantes curiosidades, un pequeño ser que en su lento paso, representa una gran lección de vida. En su aparente simplicidad, reside una increíble complejidad que lo convierte en uno de los seres más sorprendentes de la naturaleza.
