
Llamarlo juguete es quedarse corto. Furby nos cautivo desde el primer momento, tanto a niños como adultos. Furby era de lo primero que nos llegaba con un uso de inteligencia artificial que interactuaba con nosotros de verdad. El Furby nos hablaba, nos pedía comer e incluso nos reclamaba nuestra atención cuando se aburría. Fue todo un superventas desde el primer día. Se podían ver colas interminables para adquirir a esa bola de pelo con pico de búho, orejas de ratón y ojos saltones. Furby también hablaba, en un principio su propio idioma Furbish y con el tiempo aprendía nuestro idioma. Tenía sensores en el cuerpo para poder interactuar con él. Fue tal su éxito que en pocas semanas se agotaron. Los creadores de este movimiento fueron la empresa Tiger Eletronics, una filial de Hasbro. Actualmente hay 4 generaciones de Furbys. Dato curioso: algunas agencias de inteligencia prohibieron a sus empleados traer Furbys a la oficina por si pudieran espiar o repetir conversaciones.