
Tipo:
Cerveza de abadía
País:
Bélgica
Bodega:
Van Eecke
Graduación:
6%
Formato:
Botella de 33 cl.
Presenta un abierto y límpido color castaño con reflejos ambarinos, y una espuma de color leche manchada, cremosa, dejando un anillo de un dedo de grosor tras la decantación. El carbónico es muy fino, ligero, de lento y regular desprendimiento
Los olores de nariz se muestran dulces (bollería, caramelo), regaliz, y cereales tostados. Detrás notas vegetales de lúpulo, y ecos frutales (plátano)
En la boca, su entrada es viva, destacando su acidez y amargor medios, carbónico ligero pero muy fino, y ciertamente muy seca, lo que contrasta con la sensación de nariz que hacía presagiar una entrada dulce. Los aromas aparecen en orden contrario a los de la nariz. Delante, las notas vegetales (endibia) y de manzana verde (me recuerda a una Lambic), dejando detrás los aromas dulces de caramelo y malta y ligeros torrefactos. Tiene cierta longitud por sus amargos persistentes en el final de boca.
Nada es lo que parece en esta cerveza. Es una abadía en nariz, que recuerda a una Lambic en boca, sin atisbo de azúcar, y con el amargor de una Pilsen. Con unas alcachofas guisadas, una empanada de carne, o un revuelto de trigueros, puede dar buenas armonías. Ya me contaréis las vuestras.
Los olores de nariz se muestran dulces (bollería, caramelo), regaliz, y cereales tostados. Detrás notas vegetales de lúpulo, y ecos frutales (plátano)
En la boca, su entrada es viva, destacando su acidez y amargor medios, carbónico ligero pero muy fino, y ciertamente muy seca, lo que contrasta con la sensación de nariz que hacía presagiar una entrada dulce. Los aromas aparecen en orden contrario a los de la nariz. Delante, las notas vegetales (endibia) y de manzana verde (me recuerda a una Lambic), dejando detrás los aromas dulces de caramelo y malta y ligeros torrefactos. Tiene cierta longitud por sus amargos persistentes en el final de boca.
Nada es lo que parece en esta cerveza. Es una abadía en nariz, que recuerda a una Lambic en boca, sin atisbo de azúcar, y con el amargor de una Pilsen. Con unas alcachofas guisadas, una empanada de carne, o un revuelto de trigueros, puede dar buenas armonías. Ya me contaréis las vuestras.