Pulpo
Los pulpos son moluscos cefalópodos pertenecientes a la familia de los Octopodidae, denominados así por sus ocho brazos, cada uno provisto de ventosas sensibles al tacto y al gusto. Pero sin duda, donde radica su mayor fascinación es en su inteligencia. Equipados con un cerebro altamente desarrollado, y con la capacidad de aprender a través de la observación y la experimentación, son capaces de resolver acertijos, usar herramientas e incluso, algunos, se les atribuye la habilidad de escapar de sus acuarios y deslizarse por espacios increíblemente estrechos.
Los pulpos son esquivos y solitarios. Nacen de miles de diminutos huevos incubados cariñosamente por su madre, quien tras darles vida, se desvanece deteriorándose físicamente hasta morir. Los crías emergen entonces, diminutas y transparentes, para emprender su propio camino en la inmensidad oceánica.
Pero el pulpo no es sólamente una mente maestra de la evasión y del disfraz. Son fieros depredadores, con un pico duro y afilado situado en el centro de sus brazos, con el que puede perforar la dura carcasa de los cangrejos y otros mariscos. También poseen un veneno paralizante, que usan de forma estratégica para capturar a sus presas.
Por último, y no menos importante, el pulpo juega un papel crucial en la urdimbre de la vida submarina. Sirve de alimento para una vasta gama de depredadores, desde tiburones hasta aves marinas, y su propia dieta ayuda a mantener en equilibrio las poblaciones de moluscos, crustáceos y peces bentónicos.
Así, esta criatura sofisticada y enigmática es, sin duda, una joya del océano, un caleidoscopio viviente de colores y formas cambiantes, un prodigio de adaptación y supervivencia.
