Schneider Weisse Tap 2 Mein Kristall
Tipo:
Weizen
País:
Alemania
Bodega:
Weissbierbraeuerei G.Schneider & Sohn
Graduación:
5.3%
Formato:
Botella de 50 cl.
Amarillo dorado pálido de color, límpida como corresponde a esta versión filtrada (kristall), con abundante y cremosa espuma blanco cal, que persiste coronando la copa con dos dedos de grosor. El carbónico es muy pequeño de tamaño y se desprende en rosarios de forma constante.
La nariz es muy rica de matices. Empezando por notas de frutales (entre las que destaca el plátano), especias (clavo, pimienta negra), florales (rosas) y tostados.
Destaca en la boca por la cremosidad de su carbónico (saturación media-alta) produciendo un cosquilleo similar al del cava. Tiene un acidez destacable, que le da mucho brillo. Todo lo anterior, junto con su cuerpo medio, produce una sensación de viveza y realce en la boca muy notables. En cuanto al capítulo aromático, todo lo descrito para la nariz nos sale en boca, apareciendo ligeros aromas cítricos y de caramelo de fresa. El recuerdo es medio-largo, potenciado por las notas de clavo y plátano que persisten.
Espero que mi debilidad por las cervezas de trigo no se me haya notado mucho. Tampoco creo que vaya a descubrir a nadie las excelencias de Schneider, quizás el elaborador alemán más reputado de weizenbier. Aquí el manual de uso exige degustarla con un plato que debe contener una bratwurst (también puede ser un filete ruso, o unas albóndigas) acompañada de puré de patata, pepinillos dulces, y chucrut.
La nariz es muy rica de matices. Empezando por notas de frutales (entre las que destaca el plátano), especias (clavo, pimienta negra), florales (rosas) y tostados.
Destaca en la boca por la cremosidad de su carbónico (saturación media-alta) produciendo un cosquilleo similar al del cava. Tiene un acidez destacable, que le da mucho brillo. Todo lo anterior, junto con su cuerpo medio, produce una sensación de viveza y realce en la boca muy notables. En cuanto al capítulo aromático, todo lo descrito para la nariz nos sale en boca, apareciendo ligeros aromas cítricos y de caramelo de fresa. El recuerdo es medio-largo, potenciado por las notas de clavo y plátano que persisten.
Espero que mi debilidad por las cervezas de trigo no se me haya notado mucho. Tampoco creo que vaya a descubrir a nadie las excelencias de Schneider, quizás el elaborador alemán más reputado de weizenbier. Aquí el manual de uso exige degustarla con un plato que debe contener una bratwurst (también puede ser un filete ruso, o unas albóndigas) acompañada de puré de patata, pepinillos dulces, y chucrut.
