
El Yo-Yo, otro juego de nuestra infancia del que no se conoce muy bien su origen, aunque hay restos arqueológicos que la datan del siglo V A.C. De su nombre actual, Yo-Yo se puede encontrar semejanzas con el tagalo o ilocano, dos lenguas de filipinas. Los juegos más simples son los que se conservan con los años y los siglos, y el Yo-Yo es un ejemplo de ello, ya que es muy simple. Es un disco, que puede ser hecho de plástico, madera u otros materiales, con hendidura muy profunda en la parte central, donde en esa ranura se enrolla un cordel. El extremo del cordel te lo has de atar en el dedo. Has de ir subiendo y bajando el Yo-Yo para que el cordel se vaya enrollando y desenrollando. Es más fácil jugar con él y describirlo.